Entrevista realizada a Hugo Piciana

Entrevista realizada a Hugo Piciana, 29 de Marzo de 2020.

Andrea Barone: Buen día Hugo, gracias por darle lugar a esta entrevista. En principio, y en una mirada macro con relación a esta pandemia que azotaa una gran parte del mundo, quería preguntarte que lectura hacés. Este real sin ley que irrumpió,que agujerea globalmente, que desnudó la falla del capitalismo y la tecnociencia, susalvajismo y miserias–y con lo que de esa falla toca a cada quién como partícipe de eso, implicado ahí algo de nuestro modo de gozar– ¿marca un antes y un después? ¿es un ideal creer que pondrá en crisis al discurso capitalista en una medida en que termine destituyéndolo? ¿sólo mutará y, quizás en uno de los mejores escenarios, habrá rectificaciones con relación ala desigualdad, el hiperconsumo, el individualismo, la hiperproductividad e hiperconexión, la avidez por las ganancias, la manipulación de “la naturaleza”, etcétera,propiciando un nuevo modo de solidaridad de los unos solos, cercenado de gran parte de segregación yracismo? ¿o virará a un capitalismocon más bríos, totalitario, estricto y autoritario, hiperdesigual, teniendo como mira el todo digitalizado de los estados asiáticos versionado por occidente, cada uno vigilado, evaluado, controlado, contabilizado, con un incremento del frenesí de la ciencia?¿en principio cuál es tu lectura macro?

Hugo Piciana: Antes de responder a tus interesantes preguntas, quería aprovechar para saludar a todos mis colegas de la Conversación Analítica. Y proponerles en estos tiempos de aislamiento, recurrir a lo colectivo, esto es a seguir trabajando, sosteniendo transferencias de trabajo que van más allá del aislamiento que todos debemos respetar.

Con relación a tu pregunta, estamos en el tiempo de comprender, aún no vimos el alcance y las consecuencias de este real que irrumpió en nuestras vidas. Aún estamos lejos de lo conclusivo. Puede entonces tomarse esta pregunta, a nivel macro, pero la respuesta que podemos dar en tanto psicoanalistas concierne a los sujetos uno por uno, en cuanto a cómo este real los alcanza en su subjetividad, en principio si tomamos este real al que hago referencia podemos decir que ningún real es igual a otro; distinguiendo así el real biológico que nos alcanza a través del virus, y al que se trata de encontrarle la solución desde lo científico. Mientras tanto, nuestra praxis concierne al sujeto por sujeto, como siempre, aún en circunstancias extraordinarias, el traumatismo es de lo singular. Sin por esto desconocer la trama social, las futuras consecuencias sobre esta trama social.

En principio entonces contestaría esta pregunta, poniendo en tensión el sujeto que es también de lo particular y de lo colectivo. Estamos en un tiempo de espera. En ese tiempo, se irán concatenando diferentes situaciones, escenarios, tanto para la trama social como para cada sujeto. Es de suponer un antes y un después pero es solo por ahora, una suposición. Es una pregunta por la orientación, falta lo simbólico que dará la respuesta y es a construir. La orientación la da lo simbólico. Es un tiempo de desorientación, hasta que se construya apres.coup, por eso hago mención al tiempo de comprender.

Andrea Barone: Yendo puntualmente a nuestra realidad de hoy, la de muchos en distintos lugares del planeta pero particularmentela nuestra, este virus que acecha y se ha cobrado miles de vidas, que haconllevado en muchísimos países el cierre de fronteras y que en algunos casos a la vez que nos aísla nos aúna en una colectivización. Esta contingencia no atribuible a ningún dios padre que castiga, el significante nuevo, coronavirus–el rey de los virus, como lo has llamado–,que se extiende sin límites, desborda, conllevando riesgo de muerte, conllevando angustia y miedo, pánico, en algunos casosen exceso, lo traumático que perfora toda protección¿reactualiza la experiencia de lo extranjero, eso extraño/familiar que hay en cada uno, que se vuelve siniestro, y que hoy es cada uno y el otro, inminencia del peligro, de la presencia de ese huésped éxtimo?¿Reactualiza también el desamparo, el quedar a merced de algo incierto, dado que ha puesto al desnudo, de un modo irruptivo, la inexistencia de un Otro garante? Sirviéndonos de la tecnología, haciendo un uso de la misma acorde a cada caso¿Es necesariocomo analistasahí filtrar y tratar ese virus que opera silenciosamente,la callada pulsión de muerte encallada en cada uno,precisando en qué concierne a cada sujeto, en qué lo toca, para darle un tratamientomenos mortífero y morigerar la angustia, modulándola, enmarcándola?

Hugo Piciana: No diría que el significante coronavirus es un significante nuevo en el sentido de Lacan. Sí es un significante que no estaba antes, lo cual plantea problemas al nivel del Otro social, por ejemplo, cómo contemplarlo en las ART. Aludir a una contingencia no atribuible a ningún agente, habla de este real en juego. No está el antecesor, y por eso irrumpe de modo súbito. Se extiende sin límites, desborda, hace alusión al sentimiento frente a lo real, de angustia, miedo, etcétera. Es un sin límite, pero no todo. No es sin pérdida, por más que lo nombremos como postergación en algunos casos.La pregunta hace alusión también al fenómeno de lo siniestro, tan magistralmente abordado por Freud. Es asi, en lo familiar, aparece la inquietante extrañeza. Lo que marca como momento de angustia, la inexistencia del Otro.

En la pregunta está la idea justamente de un tratamiento posible, morigerar la angustia, la pulsión de muerte que se entrama, por ejemplo, en el mandato superyoico de hacer, de no atrasarse con la tarea escolar, por dar un ejemplo. Podemos desde nuestro lugar de psicoanalistas, dar lugar a que algo pueda perderse, retomando así la idea anterior, de que no es sin límite, dando lugar justamente al no todo.

Andrea Barone: Este real sin ley, esta contingencia que experimentamosno sólo genera angustia sino recrudecimiento de síntomas o producción de alguno nuevo, desde una hipocondría leve, en un intento de cifrar lo asintomático, hasta el no poder parar de informarse, otro intento de lo mismo, el recrudecimiento de “medidas protectoras”, las teorías conspirativas paranoicas y delirantes, o la negación, el no querer saber nada de eso; más lo que se produce, de nuevo, repetida y novedosamente a la vez, por el aislamiento indicado: acrecentamiento de sentimiento de soledad y desamparo, en algunos casos, exacerbación de adicciones varias, intolerancia e irritabilidad en otros, ya sea con el encierro, con el otro con el que se lo comparte,afectos y pasiones diversas, desencadenadas ¿es preciso una apuesta al inconsciente para darle tratamiento, dándole lugar a las diversas lenguas, instalando la posibilidad de un tiempo de comprender que ha quedado elidido, operando ahí el analista, sosteniendo el acto analítico para elaborar lo imposible de soportar?

Hugo Piciana: Acá me veo obligado a hacer una diferencia. El real biológico es una cosa, el real sin ley, la contingencia, alude al modo en que esto irrumpe en la vida de los sujetos. El virus en sí no es sin ley, y justamente se trata de que a través de eso que opera sin la necesidad de la palabra, encontrarle la vacuna.Por otro lado está la palabra, la necesidad de palabra del parletre, que agujerea lo real biológico. Que es el trabajo de los psicoanalistas, hoy, como siempre, la palabra corrobora que es el lazo prínceps que tiene cada sujeto en relación al Otro. La irrupción de lo real, como formulás entu pregunta, es contingente, entonces podemos decir que no necesariamenteva a producir un recrudecimiento sintomático o fantasmático.Podemos apostarle a la sorpresa, que es de la dimensión del sujeto dividido. Índice de la relación con el inconsciente. Esto es, también será la oportunidad, el kairos, para algunos, obviamente no todos, de encontrarse con recursos sino novedosos, al menos con los que el sujeto, aún sin saberlo, contaba. Aquí podemos hablar de la riqueza simbólica, ya que la angustia es también condición de la invención.

Andrea Barone: Ahora bien, ¿cómo pensar ahí el cuerpo del analista,queda reducido al objeto voz y sus intervenciones ajustadas al uso de ésta, con sus modulaciones y resonancias,con el uso dela palabra y el silencio? ¿Opera también con la consistencia imaginaria del cuerpo, ofertándola o sustrayéndola, según cada caso, cada momento, pudiendo incluso ser, en alguna ocasión, un pasaje a diván o lo que haga de freno a un inminente derrumbe subjetivo? ¿También es necesario operar con la imagen en el sentido de no dar lugar a lo que raye lo obsceno? Imprescindible también la reinvención de la privacidad dentro del espacio limitado.Dado que cada cuerpo en aislamientoquedó sustraído del contacto, en principio al menos con algunos lazos importantes, ¿la apuesta es a reinventarmodos de sostener el lazo, los lugares del sujeto, el que cada quién pueda rearmar algún automatón– recreando rutinas que armen un tiempo escandido un poco más acorde al deseo, que permita transitarlo de la mejor manera posible–, yhaciendo un uso particular de lo que de la civilización no lleva a un callejón sin salida: música, cine, libros, arte? ¿Aún más en la puesta al día de nuestra práctica analítica en este contexto, en ésta, nuestra época, nos toca a cada analista hacer, éticamente, un esfuerzo de poesía? No será sin pérdidas, pero, en este día y cada día, se trata de una apuesta a la vida, siempre algo cercenada, con coraje, sin retroceder.

Hugo Piciana: Entiendo que la pregunta se recorta a estos tiempos, en los que los modos de atención varían. Si, la atención es telefónica, no daría por sentado en todos los casos que lo que el analista presta es el objeto voz, el analista podrá verificarlo después, como sucede con la transferencia. Desde mi posición puedo decir que en todo caso la voz, sea objeto o significante, es un recorte de la presencia del cuerpo del analista.El analista está, aún cuando atiende el teléfono, está del otro lado. Cuando la praxis del psicoanálisis se desarrolla en el dispositivo analítico, en forma presencial, la presencia del analista es ahí también un retazo.El sujeto analizante es el que hace el recorte sobre el cuerpo del analista.Esto siempre permanece velado, sustraído del campo de lo imaginario. Por supuesto que la privacidad, lo que es del orden de lo íntimo, es necesaria, sea por teléfono o en forma presencial. No hay que olvidar que la presentificación se produce a nivel de la palabra y se hace representar con ella.Entonces es ofrecer la escucha, que es lectura de lo que allí se dice. También es sujeto por sujeto. No todos se sienten en sesión con la modalidad telefónica, y esto es algo que hay que respetar, concierne a la ética del psicoanálisis. Hay que cuidarse de la dimensión superyoica que puede contener el empuje al hacer, también. Cada uno hace lo que puede. Y como puede. Y para finalizar esta entrevista, es necesario recordar la enseñanza tanto de Freud como de Lacan, que es que no hay que retroceder ante lo real, cualquiera fuera este, en el uno por uno, estando advertidos pero no alertas.

Seguiremos conversando. Utilizando la palabra, como medio de lazo entre los integrantes de la Conversación Analítica. Mientras sigamos conversando, será una barrera al miedo, la angustia, el pánico y un modo posible de no quedar desalojados. Mi apuesta sigue siendo a la causa perdida del psicoanálisis.

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